21.2.11

¿Manipulación o coerción, yo?, nunca. ¡Uuups! Me cacharon.

Parafraseando a Andrea Markowitz y Joel Henning, debemos evitar hacer de las conversaciones medios de manipulación y convertirlas en ocasiones que involucran a las personas en la decisión de cómo usar su libertad. Señala Andrea que paradójicamente, cuando tratamos de empujar a las personas hacia algo, terminamos alejándolas. La manipulación y la fuerza crean resultados opuestos y provocan resistencia. Por ello la coerción no produce el cambio perdurable.

Ah, la manipulación y la coerción. Eso sí me duele. No quiero ser un manipulador en mis relaciones con los demás.

Estoy de acuerdo con Andrea en que la manera efectiva de impulsar el cambio es ponerlo sobre la mesa, abrirlo al diálogo e involucrar a todos los implicados posibles. Claro, no estamos muy acostumbrados a presenciar esto en las organizaciones. Surgen temores, especialmente de perder el control. Pero, ¿Control de qué, de las personas, de sus ideas, sus voluntades o la verdad misma o por otro lado el control del futuro de la organización o del entorno? Pero, ¿qué estamos diciendo? Nos estamos engañando si pensamos que todo ello está en las manos de una sola persona o grupo, incluyendo al consultor, ja. Claro, yo también a veces anhelo el camino fácil y suave, sin voces disonantes, especialmente cuando me he preparado bastante en el asunto.

Me confieso que aunque va en contra de todo lo que predico, sí encuentro palabras de coerción y manipulación en mi discurso. Y si no las digo, las estoy pensando. Ojalá que cuando me pase eso me cache en el acto o por lo menos después y si no, que tenga la humildad de escuchar a los que me lleguen a acusar de ello.

Creo que la imperfección del consultor (o padre, amigo, consejero, maestro, etc.) y la aceptación abierta y auténtica de esos actos que la develan, puede ser un regalo para el cliente.

5 comentarios:

  1. Me surge la duda de si al aceptar abiertamente los actos de manipulación no pudiera ser una manera más sutil de manipular, más allá de un regalo para el cliente.

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  2. Ah, Federico, esto puede ser una de esas cosas que no quiero que mis clientes sepan de mí. Pero si puedo "cacharme" en ese discurso manipulador/coercitivo/controlador y admitirlo en el acto, la conversación entre el cliente y yo podría pasar a otro nivel de intimidad, confianza, autenticidad y descubrimiento.

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  3. Pienso que todos de manera consciente o inconsciente llegamos a hacer uso de la manipulación por medio de nuestro discurso y conversaciones con los otros, yo lo puedo percibir algunas veces al entablar una plática con las personas de mi alrededor o en la misma psicoterapia con mis pacientes, es decir, así como lo mencionas George, también "me he cachado" y no me gusta en lo absoluto, pero creo que es importante poder "cacharnos" y darnos cuenta de qué forma estamos utilizando la manipulación, para poder hacer algo al respecto y convertir dicha manipulación en guía y orientación, lo cual significa todo un reto

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  4. Sin bien la palabra manipulación es muy fuerte existe en todos los niveles de consultoría, en algunas ocasiones en grados mínimos pero existe. En terapia también es muy fácil "cacharme" en un intento de manipulación o bien "Metamanipulacion" aquella que pienso pero no la digo por que se lo que implica. me gusta la forma abierta de poder discutir con el cliente los actos en los que descubrimos este intento de coerción sin embargo corre el riesgo de mayor resistencia del cliente

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  5. Yo no creo que la manipulación sea del todo mala, de hecho es completamente humana, todos lo hacemos con algún fin, el problema es en si el fin con el que lo hacemos, porque si bien las personas tienen distintas metas, objetivos, etc. Tenemos que buscar que de alguna manera estén alineados con la empresa, porque si trabajamos de manera particular simplemente ni se cumplen unos ni otros. ¿Que podríamos hacer al respecto?

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Gracias por participar en este esfuerzo, George