16.3.11

Cuando las diferencias evocan lo mejor de "nosotros"

Recientemente compartí algunas reflexiones acerca de aquellos momentos de diferencias que solemos identificar como ocasiones de “discusión” o “negociación”. A veces tenemos la tentación de imponernos, pero sabemos que no podemos o no sería bien visto si lo hiciéramos y terminamos optando por hablar con la otra parte. Y probablemente usamos un discurso "políticamente correcto" de "privilegiar el bien común" de las personas involucradas. 


Recientemente un amigo decía, "80% de los problemas se pueden arreglar hablando". Estoy de acuerdo, pero ¿Será que este asunto sea del 20% que no? Uups. La verdad es que uno no sabe, y eso da nervios, pero hay que correr el riesgo, ¿o no?


En esta reflexión quiero poner acento en las posibilidades de la cooperación inherentes a la conversación misma cuando tenemos, por lo menos una de las partes, una disposición de explorar, escuchar, descubrir y aprender. 
Escuchando al lenguaje de las personas en situaciones de diferencias he observado destellos (muchas veces velados) de sus verdaderos intereses, aspiraciones, necesidades, preocupaciones, ansiedades y miedos. Pienso que cuando menos una de las partes tiene la intención de entenderlas, apreciarlas y exponerse, se abre un espacio al descubrimiento de las extraordinarias posibilidades latentes (escondidas) en nuestras diferencias.
En mis propias experiencias, cuando no encuentro en mí una actitud de escucha, de curiosidad ante lo que la otra persona está tratando de expresar, lo que le hace decir lo que dice, difícilmente llego a conectarme con sus intereses de fondo. Me vuelvo distante, casi un espectador arrogante de "su resistencia", su "oposición" sin interesarme por entender lo que está diciendo. Si soy sincero, en esos momentos me encuentro tratando de desinflar sus argumentos y aumentar el peso de los míos en lugar de buscar terreno común, un punto de coincidencia y encuentro. ¡Qué pena! Son posturas y actitudes más de un debate entre candidatos presidenciales o partidos políticos que de una negociación. Llevado a un extremo son actos coercitivos con una intención no tan oculta de imponerme. 

Hablando de la negociación me refiero a situaciones que involucran una o más personas en donde ninguna parte puede o no quiere imponerse. Claro, para mí una válvula de alivio es tener presente que aunque acceda a platicar no tengo que aceptar cualquier solución. Es decir, también puedo elegir renunciar a la negociación misma y vivir con las consecuencias. De cualquier forma, como dice otro amigo, estamos "Condenados al Diálogo". 


Quiero compartir algunas preguntas que me han ayudado a ubicarme en estos encuentros que suelen ser incómodos y amenazantes:
Ante una situación concreta, ¿Cuáles son mis necesidades y preocupaciones? En el fondo, ¿Qué es lo que me interesa? Admito que todo esto me causa ansiedad, pero, ¿De qué tengo miedo? Y sobretodo, ¿Qué quiero realmente, a qué aspiro? 


Ahora, es muy natural empezar por mí, pero no debo quedarme allí. Es una negociación, ¿no? ¿Pero si toda mi preparación está en la "venta" de mi perspectiva? Entonces, tengo que  meterme también en el mundo de la otra persona. Por ello es importante preguntarme:
¿Y cuáles son las necesidades, preocupaciones y los intereses de fondo de la otra persona? ¿De qué tiene miedo? ¿Qué es lo que realmente quiere? ¿Cuáles son sus aspiraciones?


Cuando dedico el tiempo a reflexionar e imaginar con humildad en lo que está viviendo la otra persona en su contexto y sin juzgarlo, siempre encuentro algunas luces en la línea de la conciliación de nuestros intereses.

Si pusiera esto en la forma de una pregunta concreta sería esta, ¿Qué posibilidades de cooperación, de solución puede haber que respondan a los intereses de fondo de cada quien, que sean un bien desde la óptica de cada parte?  
Las preguntas y reflexiones anteriores me preparan para el encuentro con la otra parte. 


Una vez en la conversación con él o ella (o ellos) quiero estar atento a expresiones de sus intereses de fondo. Esto me permite ampliar y aclarar lo que yo había pensado. En la misma línea trato de auto-observarme a mí mismo, si estoy intentando compartir mis intereses de fondo y si de verdad estoy tratando de comprender al otro o simplemente estoy dejándole hablar en espera de que me toque mi turno. Es decir, ¿qué tan presente estoy? ¿Se siente la otra persona escuchada y comprendida por mí? ¿Cuáles son algunas señales de eso?
Cuando me parece que una de las partes empieza a explorar posibles opciones, me gusta alentar que lo hagamos todos y sugerir que sean tentativas. Inclusive, en ocasiones me encuentro sugeriendo que no decidamos en ese momento, sino que juntos expongamos diferentes opciones. Muchas veces se hacen conexiones donde emergen nuevas posibilidades. Me parece que esto da una sensación de libertad y alienta la creatividad.
No siempre salen las negociaciones tal y como yo quisiera. Si fuera así, no habrían sido negociaciones sino imposiciones o manipulaciones mías o de la otra parte. Esto no me deja buen sabor de boca. A nadie le gusta "que le vean la cara" y lo recordará en futuros encuentros.


Reflexionando posterior a alguna discusión que no fluyó ni terminó bien, en que no hubo avance, siempre puedo encontrar evidencias de arrogancia mía. Resistencia de mi parte de exponerme, de expresar lo que quiero decir y también para escuchar lo que quería expresar la otra persona. O sea, en el fondo, de no cooperar.


A veces descubro mi temor de que me fuera a convencer, que aprovechara de mí, que me viera la cara o que yo (el maestro, el consultor, el papá, el jefe, el hombre...) no fuera el autor de la solución final. 


Y hay muchas, muchísimas ocasiones en que realmente ha valido la pena hablar, inclusive, superando nuestras expectativas. Vale la pena dejar atrás la fijación de salir con lo mío y en su lugar luchar por soluciones en que juntos salimos con lo nuestro"Vive la difference". Vale la pena intentarlo, ¿No?

La vida misma, paso a paso, purificará nuestra esperanza si vivimos con una pasión por lo posible. (Hermano David Steindl-Rast 0.S.B.)

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Gracias por participar en este esfuerzo, George